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DEL MANDATO, —LIUVYIIAI— Exemplum enim dedi vovis , ut quemadmodum ego feci vobis , ita et vos faciatis. (Joan. c. XII. v. 15.) Permitid á este vil gusanillo de la tierra, á este hombre mise- rable , á este pecador indigno, permitidle, Señor y Dios Eterno, inmenso , omnipotente y santo, que todo temblando y lleno de un Justo y “saludable pavor, hable en vuestra adorable presencia: permitid que pegado su rostro con el polvo y reconcentrado en su nada, os diga: Cómo , Dios mio, amándonos tanto nos de- jais? Qué harán los pobres pecadores, si el rico en misericor- dias los abandona? Qué partido tomarán los enfermos en la cul- pa, si el Médico divino se les ausenta? Qué harán los hijos sin padre , los discípulos sin maestro , las ovejas sin pastor, los solda- dos sin capitan, los navegantes sin piloto y los esclavos sin su amable Redentor? Qué, Dios mio! Cuatro mil años de esperanzas no han de merecer mas que treinta y tres años de posesion? Los anun- cios de vuestros profetas , los clamores delos justos , la necesidad estrema de todos los pecadores os hacen venir al mundo desde el seno de vuestro Eterno Padre para verificar las profecías, perfec- cionar los virtuosos y salvar los pecadores; y apenas apareceis entre los hombres cuando nos decís que ha llegado la hora de vol- veros á vuestro Padre? Sciens Jesus quia venit hora ejus , ut tran- seat ex hoc mundo ad Patrem. Y á quién, Señor, nos dejais enco- mendados? Quién cuidará de nosotros en vuestra ausencia? Quién nos dirá aquellas palabras de vida eterna con que vos hablabais? Quién podrá darnos aquellos ejemplos de virtudes heróicamente grandes que vos nos dabais? Ay! Pobres ovejuelas, si.el lobo os acomete en ausencia de vuestro vigilante pastor! Pero haceis bien , Jesus mio, volveos á vuestro Eterno Padre. No esteis mas en esta muestra tierra, que es un valle de lagrimas,

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