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18 SOBRE La NECESIDAD Dios: de aquel Sér principio de todo, y fin de todo: de aquel Sér eterno en su duracion , omnipotente en su poder, sapientisimo en su inteligencia , perfectísimo en su santidad, justísimo en sus de- terminaciones , sin mezcla de vicio ni de imperfeccion y abismo inagotable de todas las virtudes y perfecciones: de aquel Dios, de cuya existencia no puedo dudar , sino resistiendo con obstinacion á las ideas mas luminosas de mi recta razon. Yo existo , pero no existia un siglo antes, y la razon me convence de que no hay en mí un poder para darme á mí propio la existencia. Lo mismo acon- tece á todos jos hombres ; luego todos han recibido su existencia de una primera causa, eterna , independiente, que existe por sí misma , y dá la existencia á cuantas criaturas perciben nuestros sentidos. Sí, amados cristianos mios , hay un Dios, y cuanto nos rodea, lo demuestra. Los cielos publican su gloria y omnipotencia: latierra se muestra enriquecida de sus dones : la belleza, la her- mosura, la armonía, la fecundidad de la naturaleza presentaná mis ojos su magnificencia y adorables perfecciones. Si los efectos anuncian una causa : si el movimiento exije un primer motor : si los séres contingentes piden un principio de su existencia: si el órden y la simetría demuestran una inteligencia, que concibe, que compara , calcula y elige , cómo podremos dudar de la existencia de:un Criador, sábio y oumipotente, que cria y eonserya todos los séres? La inércia de la materia, las sublimes operaciones de mues- tro entendimiento, la libertad de nuestra voluntad, la série de generaciones, el espectáculo del universo: cómo á tantas luces reunidas se podrá resistir la ceguedad del ateismo,. si es verdad que este monstruo realmente existe sobre la tierra? Si es imposi- ble 4un hombre negar la existencia del sol, cuya hermosa luz miran-sus ojos , y cuyo calor benéfico tocan todos sus sentidos, no es menos imposible negar la existencia del sol inereado, Dios eter- no, para el que usa con rectitud de su.razon. Dela existencia, pues, de este Sér infinito en perfecciones dimana necesariamente la idea de su soberanía y amor del órden; y de la union de estas dos ideas dimana evidentemente la necesi- dad de un culto, y la necesidad de una ley. Ved , ahí, carisimos, la religion. No perdamos de vista estos dos principios; sigámoslos fielmente , y deduciremos las consecuencias mas luminosas. Acabo de decir, que de la idea de un Dios dimana necesaria- mente el concepto que nuestra alma forma de su soberanía, prin- cipio y fundamento de un culto, y primer constitutivo de una re- an A: e A A TP. A mn a

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