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256 DE LA MUERTE DEL JUSTO ministerio en que nos colocó la divina Providencia: hemos obrado todas las cosas con verdad, con justicia y santidad, y esperamos de un Dios justo la retribucion eterna. Ideo reposita est mihi corona justilio. Qué memoria tan dulce la que represente á- los venerables sa= cerdotes y á los virtuosos religiosos tanlas misas santas y fervoro- samente celebradas , tantos divinos oficios devota , pausada y aten- tamente rezados, tanta aplicacion al confesonario , tanto celo por la gloria de Dios y la:salvacion de las almas en los púlpitos, tanta asistencia misericordiosa á los enfermos y moribundos, tantas li= mosnas caritativa y prudentemente administradas, tantas horas destinadas á la oracion, tanta mortificacion de su voluntad , de su gusto y de sus deseos por.amor de Jesucristo: tanto desprendi- miento de las cosas dela tierra, tanta pureza en las costumbres, tanta edificacion de Jos prójimos con su buen ejemplo, tantas con- versiones de los pecadores , tanto aumento de virtud en los justos! Beati qui habitan: in domo tua Domine. Bienaventarados los minis- tros del Señor que habitan en su templo santo y llenan con perfec- cion las grandes obligaciones de su vida sacerdotal. Qué consuelo! Qué gozo tan perfecto cuando todos digan: Oblivioni traditee sunt angustia priores! Ahora conocemos el precio de los trabajos, de las tentaciones y delas tribulaciones padecidas por Jesucristo. Ya han pasado los ayunos, los cilicios, las disciplinas, las negaciones de la propia voluntad,- las vigilias, la pobreza, las persecuciones y todas las demas fatigas de la vida religiosa: ya nó nos acordamos de ellas, sino del premio que-con ellas hemos merecido, y que por ellas vamos. á recibir de un Dios justo; de un Dios lleno de piedad y de clemencia. Oh qué bien lo pasan en la muerte los que lleva- ron una vida virtuosa | Cómo podrán morir descontentos los: que vivieron como santos? Oh qué situacion tan dichosa ! Qué sosiegó tan apreciable innundará sus almas? Cómo podrán séntir el dolor de la separacion de todo-lo terreno aquellos á quienes la memoria de:lo pasado está consolando con la segura esperanza de lo ce- lestial ? No, carísimos oyentes. El dolor, la pena, y los gemidos de de- jar la tierra, solamente los esperimentan los que la amaban, los que tenian el corazon en ella, y no pensaban en el cielo. Siccine «separal amara mors ? Es posible, dirán, ó muerte amarga, que así nos separas de éuauto apeteciamos sobre la tierra? Así nos ar- rojas en un sepujera para: pasto. de gusanos , despues de: habernos

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