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SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS. 1t saria, eterna , inmutable en su esencia y en su existencia, á quien dió el nombre de Dios. Esta sustancia , dijo , que es única y eter- na, es capaz de dos modificaciones, conviene á saber, de esten- sion y de inteligencia. En cuanto se la considera estendida , se lla- ma materia; y en cuanto piensa y entiende, se llama espíritu; pero considéresele como materia ó como espíritu, ella es Dios. Las partes de esta materia universal y única, son el hombre, el bruto, la tierra, el agua, elaire, el fuego, la luz, los vegetales, los minerales, y otras cosas semejantes. Esta sustancia única y uni> versal, este Dios de Espinosa, tirano en Neron, bienhechor «en Tito , casto en Lucrecia, voluptuoso en Sardanápalo, que ruge en el leon, silba en la serpiente, ladra en el perro, nace en el niño, y muere en el viejo, nada pierde en su indivisibilidad é indistin= cion en tantas variaciones y asombrosas metamorfósis , porque el espíritu y la materia, el hombre y el caballo, segun Espinosa, son una misma naturaleza , una misma sustancia, necesaria, inmuta= ble y eterna, que no se diferencia en los individuos sino por la variedad de sus modificaciones. Decidme , carísimos hermanos mios, á quienes Dios agregó al cristianismo por el sacramento del bautismo, es menester mas para refutar un sistema tan miserable y monstruoso que proponer sus principios sencilla y claramente como lo hemos hecho ? Dios materia ? El hombre , el bruto y la piedra no se diferencian mas que en las modificaciones de la natu= raleza? Si estos no son delirios de hombres dispiertos, cómo:po= dremos llamar disparates y despropósitos á los que profieren los dementes mas rematados? Se mostrarán menos absurdos los del autor del Telliamed? Con= fieso que al escuchar á aquel francés que fué cónsul de su nacion en el gran Cairo á principios del siglo pasado, no sé á cual siga primero en la risa ó en el llanto, á Demócrito ó á Heráclito. Sus estravagancias mueven á risa, los estravíos de la razon causan lástima. El supone con Epicuro y Lecrecio la existencia de una materia eterna é increada , de que forma en su cerebro el globo terrestre, y los globos celestes; pero de tal manera , que ellos mismos se transforman unas veces en cuerpos luminosos y abrasa- dores, y otras en cuerpos húmedos y tenebrosos. La tierra, dice, estuvo en otros tiempos cubierta y envuelta en un inmenso volú- men de agua , que se fué luego disminuyendo por el calor del sol que desecaba y absorvia su humedad; y con la sucesion de los tiempos llegará el sol á absorverla enteramente, y entonces la
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