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206 SOBRE LA OBLIGACION DE AMAR donde no haya enemistados: como por maravilla se encontrarán dos suegros, dos nueras, dos cuñados , dos hermanos que interior ó esteriormente no se aborrezcan : rara vez acontecerá que cuando entre parientes falten estas enemistades , no se hallen entre los ve- cinos de un mismo pueblo, ó de los lugares comarcanos, que por algun pleito, por algun mal casamiento, por algunas cuentas, pur alguna herencia ó repartimiento de hacienda, muebles ó ganados, viven separados en los ánimos , separados en el trato civil y cris- tiano, y escandalizandoá todos con sus deseos públicos de venganza, con sus mútuas murmuraciones y calumnias, y sus odios invetera- dos y continuos. Estees un hecho. Pues advertid ahora: entra la santa mision en semejantes pueblos, y al repetido golpe de la di- vina palabra, á la frecuente esposicion de la ley inmaculada del Señor, no hay pecador que no tiemble, que no piense sériamente en el infeliz estado de su alma . y que no procure salir de su peca- do por una conversion verdadera: y los enemistados? en nada piensan menos. Bien puede el ministro del Evangelio alzar la voz para intimar sus adorables preceptos: bien puede multiplicar ra- zones, aglomerar autoridades, amenazar con castigos, y ofrecer premios : bien puede instruir, reprender , tronar sobre los ene- mistados, cerrándoles el cielo, y abriendo á los ojos de su consi- deracion los calabozos eternos. preparados para los rebeldes á los mandamientos de Dios; pero si se atraviesan los puntos de una mal entendida estimacion vulnerada, si se creen perdidos algunos intereses temporales, ninguna fuerza harán sobre los corazones enemistados las razones, las autorid ades, los premios ni los casti- gos, la suavidad ni la dureza, el cielo ni el infierno, las criaturas ni el Criador. Soy testigo ocular de esta tristisima verdad en mu- chos pueblos en que procurábamos mientras la santa mision poner fin álos pleitos sobre injurias personales , por medio de una pru- denle y amigable composicion, y que los odios originados de otros principios se estinguiesen con la observancia de la caridad de Dios y del prójimo : parecia que por aquel entonces trataban de no ser mas rebeldesá la luz, y rendirse á nuestros caritativos deseos de su felicidad ; pero luego que se finalizaba la santa mision , luego que salíamos de aquellos pueblos, ya nos contaban que habian vuelto ásus pleitos: que los resentimientos estaban mas vivos, mas públicas las enemistades, mas envenenados los ánimos, mas exasperados los corazones, y los odios mas encendidos. Mirad si estos tristes ejemplares son bastante causa para desavimarme, y

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