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168 DE LOS PADRES DE FAMILIA. tate, (1) claman todos: Totus mundus in maligno posilus est. (2) La iniquidad triunfa sobre la tierra, dicen eon la divina Escritura: to- do el mundo está lleno de malignidad. Pues que, amado puebio.mio, no hay. leyes que. probiban los abusos? No hay providencias que contengan los desórdenes ? No hay castigos con que hacer sufrir á los malos la justa y bien mere- cida pena de sus escesos? Numquid resina non estin Galuad? aut medicus non est ibi? (3) Tan faltos estamos de médicos y medicinas, que mueren inevitablemente los enfermos ? No señores. No es por falta de remedios la sobra de tantos males: no faltan leyes justas, providencias oportunas , y castigos correspondientes á los desór- denes que nos allijen; son los padres de familia, decia San Ambro- sio, quienes los causan: Ad negligentiam patris refertur disolutio filiorum. Ellos son los responsables, decia Origenes, delante de Dios y de los hombres, de todos los delitos que cometen sus hijos, por no haberlos educado cristianamente. Omnia que delinquerint fili de parentibus reguirentur , qui non erudierint neque corripuerint eos. (4). Pues, padres de familia, hoy mas que nunca necesito de vues- tras atenciones para que escucheis y obedezcais el preceplo de nuestro gran Dios intimado por el apóstol San Pablo: Et vos patres nolite ad iracundiam provocare filios vestros : sed educate illos in disciplina et correptione Domini: Vosotros padres, dice, no querais irritar á vuestros hijos, sino educadlos en Ja disciplina y correc» cion del Señor. Precepto saludable ! Precepto divino! Precepto capaz de transformar la corrupcion de las costumbres en la prácti_ ca universal de las mas heróicas virtudes! Precepto que bien ob- servado nos daríamos el parabien por la reforma del mundo todor Los hijos educados en temor de Dios y en el cumplimiento de la di- vina ley, llenarian digoamente las obligacionos de cristianos y los deberes de ciudadanos honrados y virtuosos; enseñarian estas. mis mas máximas á sus hijos y á sus nietos, y con la educacion bien dirijida se desterrarian los abusos, se practicarian las virtudes, tellorecerian las costumbres , y las provincias y los reinos se reno- varian en el primitivo espiritu de nuestra santa religion, No lo dudemos , señores, dadme una buena educacion á vuestros hijos, (1), Genes. c. VI, y. 1£. (2) Epist. Joan. c. V, y. 19. (3) Jerem. e. VIL, y. Y. (4) Orig. lib. H; in Job.
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