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IBRMIS DEL PECADO ORIGINAL, DEMOSTRADO - POR: LA-RAZON, o Videte, fratres, ne forte sit in ali- quo vestrum cor malum incredulitatis. Ep Paul ad. Hebr. c, 3.) El grande apóstol San Pablo lleno de asombro al contemplar las obras de Dios, prorumpió 'en esta enérgica admiracion: oh altu= ra inaccesible delas riquezas dela sabiduria y ciencia de Dios, qué investigables son tus caminos, qué incomprensibles tus juicios! Tóx do hombre que piensa , que combina, que reflexiona ;'se. vé en la feliz necesidad de hablar dela misma suerte; seá que fije su aten= cion en las maravillas de la naturaleza, sea que la: ponga en los prodigios de la gracia, sea que eleve su espíritu á los mistérios'de ta gloria. El hombre filósofo toma en su mano una yerba del cam: po, una flor; una fruta ó un pequeño arbusto, y acercando su viso ta mira un jugo uniforme, que subiendo de la tiérra,y pasando por las raices y el tronco de aquella planta, forma en una parte una fibra dilatada, en otra un ventrínculo redondo y hueco por dentro, para que en él fermente aquel jugo ; y pase luego 4 producir nue- vas maravillas: aqui una traquea espiral, + que reciba y -espela el aire: allí un almacen ó depósito para las semillas, que va formando y en todas las partes de aquel cuerpo unos cólores , unas propor- ciones y unos dibujos que le pasman. Lleno de admiración se pre- gunta á sí mismo: las raices; el tronco,:las ramas, las hojas, las flores, los frutos; con tódos sus órganos estupendos, estaban encer- rados y envueltos en la semilla anterior que produjo esta planta, y aun cuantas se producirán de ella hasta el fin del mundo, no ha= biéndose ahora hecho otra cosa que desenvolverse ó: desarrollarse: ó se han fabricado de nuevo en esta produccion? Qué «misterio! Qué mano es la que gobierna aquel jugo, que forma una máquina

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