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SOBRE LA INMORTALIDAD DEL ALMA. 127 raleza, 6 en cuanto son materia? Un absurdo tan euntrario á la ra- zon y á la esperiencia se ha creido jamás, ó ha sido pensado por algun hombre sensato ? Hay algun autor que haya escrito de los pensamientos de los peñascos, del fierro ó del acero , del plomo, la plata , el oro y otros metales ? Si la materia piensa en virtud de su naturaleza, hallándose en todos estos séres y en otros innumera- bles, la materia en cuanto materia , ó segun la virtud de su natu- raleza, en todos debe tener actuales pensamientos. Y sino los tiene en virtud de su naturaleza, y sin embargo la materia piensa, esto será en virtud de sus configuraciones. Com- prendamos bien la idea de la figura y la del pensamiento. La figura, pues, ó modificacion de la materia , no dice mas que una estension mayor ó menor, terminada de esta ó de aquella manera: quiero decir, que toda y cualquiera parte de materia, se puede conside- rar como ella es, ó rotunda ó cuadrada , 6 triangular ó. poligona, 6 plana ó convexa , ó cóncava , ó con otras figuras y modificaciones semejantes ó diferentes. Yo pregunto ahora : ha habido algun hom+ bre, si no estaba demente, que asegurase sériamente que las agu- jas de las torres del famoso templo del Escorial pensaban porque son piramidales? Que las bolas del puente de Toledo pensaban, porque eran ovaladas ó rotundas? Que las columnas del nuevo Museo de Madrid pensaban, porque eran del órden Toscano ? Seria menester entonces considerar el pensamiento como piramidal, como redondo, cuadrado, cóncavo ó convexo. Esta evidente verdad no arranca lágrimas ó mueve la risa? Si no lloramos los estravíos del entendimiento humano, no es menester reirnos de los despro- pósitos, estravagancias y absurdos en que necesariamente caen los que dicen que es material el álma del hombre? Quién jamás comprendió el pensamiento como plano, cuadrado ó triangular ? El pensamiento no escluye esencialmente todas éstas configuraciones? No queda ya otro arbitrio que apelar al movimiento. Pero éste po- drá dar pensamientos á la materia movible? Examinémoslo. El movimiento de la materia no es otrá cosa que el trasporte de un cuerpo de un lugar á- otro; :cón mayor ó menor velocidad, con esta ó con aquella direccion, con aquellas-ó las otras combi- naciones. Es evidente que nada de ésto puede dar pensamientos á la materia. Piensan los ladrillos, las tejas, ó las frutas porque las lleven de un lugar á otro ? Piensa ¡una bala de fusil, porque se dis para de un cañon con tanto ímpetu , ó piensa un monton de paja conducido tan lentamente por un carro de bueyes? Aquí hay dife-
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