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Y VERDAD DE LOS MILAGROS. 109 siempre es la superior de su nacion, siempre de ella. se elijen los magistrados, y todos cuantos por entonces gobernaron aquel pue- blo, que hasta el nombre tomó y retiene en el dia de aquella ilus- tre tribu. Pero al tiempo determinado llegó su. bora. El Omnipo- tente , que la habia conservado con una providencia admirable, ve- rifica sus vaticinios , apareciendo como hombre mortal en el mun— do, precisamente en el tiempo en que la tribu de Judá pierde su soberania: en el mismo tiempo en que cesa de gobernarse por principes de su nacion: en el mismo en que Herodes, principe Idu- meo, fué hecho rey de Judea por los romanos, mas há de mil y ochocientos años; en cuyo dilatado tiempo se halla derramada aquella triste nacion sobre la superficie de la tierra, sin príncipes, sin templo ni sacrificios. Pretenden todavía los incrédulos mayor claridad en las profe- cias? Pues qué , no ven ellos mismos anunciada la venida del Me- sias? La familia de que habia de nacer? Cuándo habia de venir y el nombre que habia de tener? Quieren que les digamos el lugar de donde habia de ser, y la madre virgen que le habia de concebir? Pues oigan al profeta Micheas, y se lo dirá muchos siglos antes que aparezca el Mesías : Y tú, Belen, pequeño pueblo entre los de la tribu de Judá (alégrate), porque de tí saldrá el que debe. reinar en Israel, cuya generacion es desde el principio de la eternidad, Tan persuadidos estaban los principes de los sacerdotes y los doc- tores de la ley Mosáica de esta verdad , que preguntados por el rey Herodes para satisfacer el piadoso deseo de los tres reyes magos que fueron á Jerusalen á adorar al Mesías conducidos de su estre- lla en qué pueblo debia nacer? Le respondieron unánimemente: en Belen de Judá, segun la profecía mencionada: Escuchen tam- bien al profeta Isaias, que dice: Mirad con atencion, reflexionad: una virgen concebirá y parirá un hijo que se llamará Emmanuel, esto es, Dios con nosotros: este pequeñuelo ha nacido para nos- otros : este hijo se nos ha dado á nosotros; (continúa diciendo dos capítulos mas adeiante el mismo santo profeta, mirando este gran- de acontecimiento como presente setecientos y cuarenta y dos años antes que sucedieraJ'su imperio, dice, le pondrán sobre sus hom- bros , y por su nombre se llamará el admirable, el consejero, el verdadero Dios, el fuerte, el padre del siglo venidero, el prínci- pe de la paz. Si este corto número de profecías que hemos presentado á los incrédulos no les parecen claras, ciertas y luminosas, como nos lo

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