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276 147. Porque si hubieras que. rido sacrificios, los hubiera sin duda ofrecido: tú no te deleita. rás con holocaustos. Si para inclinarte á compasion sobre el estado triste de condena. cion eterna en que me ví cuando la maldad dominó mi corazon, exiges hostias de espiacion que aplacasen tu justicia, ¡pobre de mi, ó Dios de bondad! ¡Qué sa- crificios, qué holocaustos podré yo ofrecerte que sean capaces de tanto! No los tengo por parte mia, porque es infinita la distan- cia que hay entre mi maldad,y los derechos de tu justicia viola= dos por ella; pero me queda el consuelo, y la seguridad de po-
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