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todo proceda con orden y todas sepan los oficios que han de desempeñar. Las Sacristanas prepa- ren en el Coro una especie de Trono con luces y flores para colocar la Cunita del Niño Jesús, y además el tapete y las pajas que se ponen en el suelo para la adoración. También prepararán con ayuda de las jóvenes, la iluminación de los corredores y otros lugares por donde ha de pa- sar la procesión. 161. A la hora señalada, las jóvenes irán con músicos instrumentos y fervorosas canciones á despertar á las novicias, y luego, todas reunidas, harán una especie de ronda por el dormitorio (sólo para este acto es permitido quebrantar allí el silencio) convidando á todas las Madres y Her- manas, con dulces cantares, para que se levan- ten y vayan á adorar al Divino Niño Jesús. Se da un ratito para que todas se arreglen y reunan en el lugar señalado, menos la M. Abadesa que se queda en su celda. Y entretanto, las Sacrista- nas perfumen con buen incienso el Coro, corre - dores, etc., y enciendan toda la iluminación para que, al salir las religiosas de las celdas, se lle- nen de un santo entusiasmo y tierno fervor ha- cia el Divino Infante de Belén. 162. Luego la M. Vicaria, puesta de velo de comulgar, tomará en sus brazos con mucha de- voción la hermosa Imagen del Niño Jesús, las Acólitas irán una á cada lado con roquetes y candeleros, las Cantoras con sus papeles, con campanillas y músicos instrumentos, y todas las demás con velas encendidas que les dará la Sa- cristana. Puestas así, con mucho orden y silen- cio, se dirigen á la celda de la Superiora, se dan dos suaves golpecitos en la puerta y queda un poquito abierta. Entonces la M. Vicaria entona el Gloria in excelsis Deo: al concluir de entonar, la Prelada abre de par en par la puerta, se arro- dilla y la que lleva el Niño le dice: Christus na- tus est nobis venile adoremus; le adora y lo recibe en sus brazos para llevarlo en la procesión, En-

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