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— 319— 326. Los ornamentos que necesitan bendi- ción, son: el amito, alba, cíngulo, manípulo, estola y casulla; además los corporales, la pália y los manteles del Altar; todo esto se debe ben- decir, por riguroso precepto, pero la capa plu- vial con el velo de hombros, la dalmática, colla- rín, sobrepelliz, roquete, el velo del Cáliz y la bolsa, es muy conveniente se bendigan, pero no hay obligación. 327. El purificador no debe bendecirse ni tampoco el lavabo, porque no se destinan exclu- siva é inmediatamente al Santo Sacrificio. 328. Los ornamentos se execran, ó sea pier- den la bendición y no pueden de nuevo usarse en las funciones sagradas, cuando están nota- blemente rotos y cuando pierden la forma en que han sido bendecidos, por reparación de las partes ó del todo, etc.; pero no por una leve ro- tura, reparación, mancha ó cosa semejante. 329. Los ornamentos execrados, Ó se deben bendecir de nuevo ó se deben convertir en otros ornamentos ó lienzos sagrados, como por ejem- plo, el alba en amito, la casulla en estola ó final- mente, caso de no aprovecharlos así, se deberán quemar. Los mudados en otros, como el alba en amito, necesitan de nuevo bendición. Nunca es lícito convertirlos en usos profanos. V.—De la materia del Sacrificio 330. La Hostia mayor ó sea la Forma, que debe ser de harina de trigo y que con el vino de vid constituyen la materia esencial del santo Sacrificio de la Misa, debe ser íntegra, no ha de estar rota ó quebrada, ha de ser limpísima, pu- rísima y debe ser redonda. Lo mismo hay que decir de las Formas que se emplean para la Co- munión de los fieles. 381, Eslícito celebrar con Forma pequeña, sino hubiere mayor y si puede hacerse sin ad- miración de los fieles.
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