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— 103 — zo que se haya de comer. Ninguna cosa se toma á mordiscos. Cuando se toma un pedazo de car- ne, por ejemplo, se pasa el tenedor á la mano izquierda y con el cuchillo se corta el bocado que se asegura con el tenedor, y con él se lleva á la boca, y así se va cortando y comiendo. 256. Hay defectos que conviene mucho evi- tar, para que no se nos pueda notar de groseras ó faltas de educación; tales son lamer la cucha - ra, beber con ruido, jadear después de haber bebido, coger la taza metiendo en ella los dedos, lamerse éstos, hablar con la boca llena, tomar la sal con los dedos y no con la punta del cuchi- llo, etc., etc. Y no se diga que entre nosotras todo está bien, y que esta finura desdice de nuestro estado de pobres Capuchinas, porque la buena educación no está reñida con la virtud, al contrario la realza y la embellece. Léase si no á San Buenaventura en su Espejo de Novicios y se verá que este gran Santo y sabio, hacía mucho caso de estas cosas; porque la educación y ur- banidad ayudan á conservar la caridad y son el adorno de la verdadera abnegación. 257. No debe la religiosa guardar nada de lo que le presentan, sino dejarlo en el plato si no lo toma y sin tocarlo. No le es lícito pedirlo que le faltare, si no es pan y agua; pero si algo falta á su compañera, debe pedirlo por caridad. Para llamar á la refitolera dará dos golpes en la taza con el cuchillo, y no siendo Madre, se pondrá en pie hasta que la refitolera le sirva ó la Superiora le mande sentar; si fuere Madre, al acercarse la refitolera hará movimiento como para levantar- $e, con el objeto de que advierta quién la llama. 258. Es obligación de la Superiora estar con cuidado por si faltare alguna cosa para proveer- la, 4 cuyo fin dará dos golpes con el mango del cuchillo en la taza ó jarra, para que acuda la re- fitolera. 259. Si se ofreciese pasar de un lado al otro del refectorio, se hará inclinación á la imagen,

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