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por Pepito Reyes > si tiempo: “;Ya esta!” y, veloz como un rayo, se abalanzo a ia puerta de su casa y salié a la calle. Una vecina vid entonces desde su domicilio cémo ef mu- chacho se detuvo al pie de la ventana del granero que se al- zaba a unos tres metros dé altura, y en seguida, con el ga- rrote entre los dientes, y asiéndose a las piedras trepo por la pared con la misma agilidad que un mono por ei tronco de una palmera. Liego a la ventana, ia abnd, tird el garrote al inte- rior, y se arrojo tras él, desapareciendo en aquel fondo tene- broso. inmediatamente empezaron a oOirse garrotazos dentro. La paliza era soberana y los garrotazos de todos los timbres. Resonaban primero con profundo estruendo, retumbando solemnemente en el salén, como si los golpes dieran sobre toneles vacios; pero luego aque! sonido iba “aclarandose” graduaimente, hasta que por fin se oia un “jchasss!” signifi- eativo y sin eco alguno, como de algo que sé hace, no pedazos sino polvo. Aquelia razia huracanada no duré mas que unos cinco mi- nutos, al cabo de los cuales reaparecié la silueta del héroe en el hueco de la ventana, con el rostro echando llamas y la mirada transfigurada y fulminante. Se deslizé6 por la pared, cayé al sueio y echd a correr hacia la iglesia, no sin volverse una vez para mirar aquel teatro de sus proezas, que le fascinaba de un modo extrafio, ademés de infundirle cierto terror religioso. Hora y media después ya venia ol tio Antonio (que asi se Hamaba el sacristan) camino de su casa y seéguido de un en- jambre de cuniosos de toda edad y sexo, venia gésticulando mucho, y decia a sus acompafantes: ~Ahora, ahora, ahora veréis lo que @s bueno vosotros los que no habéis visto entoavia. Sus digo que un Paso como éste no hay en todo este contorno, y mejor qua él, pue que ni en la capital. Tiene tres figuras zsabes? Delante esta Nuestro Sefior con una cara de bondad y misericordia que enamora, y detras de El dos tios con el brazo levantao y con a caa ramal, como que le estan pegando; pero todo tan a lo vivo, que a Nuestro Sefior no le falta mas que bendecir y a los otros no’ 6