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por Pepito Reyes 125 perricas tengo dadas a los: pobres por las almas de los que ro- bé; y el cura me ha dicho que ya he cumplido con esto. iBien esta! Pues. ahora ;que venga la muerte cuando quiera! Mucho no puede tardar. Ayer 1s dije al médico: —Mire usté, D. Antonio; yo, miedo a la muerte no Je tomer ni miaja. Conque digame, cuanto tardara esa sefiora. Y él me dijo, dice: —Mire usté tio Roque, con claridad, como lo quiere usted; su enfermedad es gravisima, y creo que a este ano no ie vera usté el fin. Pero lo mismo puede usté vivir ocho meses que echo minutos. De modo que, segun esto, a la hora menos pensada y, de repente, hara mi cuerpo “jclis!” y se acabé el tio Roque zno es verdad? Bueno, pues jviva el “clis”! y a esperar con pon- fianza y sin miedo lo que venga. Lo que digo yo: zSoy borte? 4No me ha criao Dios? 4No es mi padre? zNo ha muerto por mi? Pues una persona que muere por ti zouanto no te querra? ;Hasta pecao me parece a mi el tenerle miedo aun Ser tan bueno! iLarga ha sido mi-vida y mis faltas muchas. Los enemigos del alma me han sacudido cada paliza que me han baldao. Pero zpa cuando es la misericordia de Dios? A mi corto conocimiento, ta misericordia de Dios no es ni pa los buenos, ni pa los malos; pa los buenos, porque no la necesitan, y pa los malos, porque no la merecen. Tu me dirds: pues zpa quién es la misericordia de Dios? z2“Pa quién”, dices? Pues pal tio Roque y compafiia, pa los “arrepentidos”, como yo. Cuando yo vaya a ia presencia de Dios, le dire: ~—jAqui esta el tio Roque, Sefior! Setenta y seis afios hace que me mandaste al mundo, y aqui estoy otra vez. De tantas vueltas y revueltas como he dao por alli, vengo estropeao y andrajoso, y casi no me conoceras. Pero soy tuyo, todo tuyo, menos estos andrajos, que traigo. Mis pecados son muchos, son muchisimos, es verdad; pero que te conste, Sefior, que estoy arrepentidisimo de ellos, que te quiero con toda mi alma, y que no puedo vivir sin Ti, conque ahora “;Tu veras lo que haces!” zY qué ha de hacer el Sefior? Pues lo que hace siem- pre con todos los que confian en E! y le piden perdén a tiempo; perdonarles y darles un abrazo. Bueno y basta de hablar; porque me esta subiendo ahora mismo, por el pecho arriba, una afliccién y una tristeza, como si me fuera a dar algo.