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L a. 120 iy Colorin Colorado y digo: vamos a ver Roque ‘equé has hecho tu en los setenta y seis afios que tienes? | Pues nada; veinte viajes a Pamplona, cuatrocientos a Es- tella, y cuarenta mil vueltas, ahora por el monte, luego por la heredad, unas veces con la azada al hombro, otras detras del macho o de la yunta, hoy sudando, mafiana helandote de frio, hasta que, hace diez dias, viene el sefior cura, y me dice: “—Vaya, tio Roque, preparese usté, porque el tren suyo va a salir, y voy a traerle ahora de la iglesia a Dios nuestro Sefior, para que sé ponga El mismo en la maquina y lo guie”. zNo es esto lo que pasa? Pues ;bendita sea la voluntad de Dios! jBendita mil veces! Ahora qué... mis apuricOs pasaré antes de arrancar el tren. jEso ni que decir tiene! ;Lo que es el del otro dia fué bueno! iqué tristeza y qué apretarse el pecho y qué congoja! jqué cosa! yo pensaba que las anginas estaban siempre en el! gar- ganchén; y resulta, segun dice el médico, que también en el pecho hay anginas, v que eso es lo que me dié a mi. Pues bien dao esta, si, sefior. Foadezcamos un poco, por ios chandrios que hemos hecho en este mundo. Y de todos modos !~ que yo digo zqué hago aqui ya? Murié Patricio, murié Sebastian, muriéd Leoncio, murié el “Barrao”. Todos mis amigos han muerto... Todos, menos el “Chato” y el “Morico”, j;qué animales, hombre! ;Ni que tuvian conocimiento! ;No hacen mas que bramar, Hamandome desde el establo, como si quisian decirme: “—Pero gqué se hace aqui? yLabramos o no?” 1Ay hijos! perdona por Dios, que so se acabdé pa mi: ;Se 0s marcha el amo de casa! {Se marcha pa siempre! Yo miedo, lo que se llama m'edo pa morirme y presentarme delante de Dios, no tenyo. 2Miedo? ;Ni pizca! Lo que téngo es vergiienza, porque no hay sido bueno, sino malo de veras. Est4 bien. Voy a hacer ahora un repaso por los mandamien- tos, a ver lo que resulta. Claro que confesao ya lo tengo todo, zsabes? pero voy a dar un vistazo, que pué que sea el Uitimo. Primer Mandamiento: Pues en el primer mandamiento, yo amar me paice que he