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: i : ee _ Colorin Colorado ~Yo voy y se lo digo—, salté uno de los obreros. —Pero con cautela, 4eh?, a pedacicos, y con mucho cui- dado; no vayamos a tener dos “calabres” en vez de uno. —zA mi con esas? {Si tendré yo pesquis pa esos meneste- res, sabiendo como sé de cuentas hasta la de multiplicar! Parte, pues, el baturro y llega a casa de la viuda, que estaba cosiendo a la puerta. ~—jBuenas tardes, Telesfora!—le dice. —j Buenas tardes, Lorenzo! —Se trabaja, zeh? —Pues aqui.estamos cosiendo. —-¥ los mocetes, z bien? —Bien, gracias a Dios, zy vosotros? zqué tal va aquélio? —Pues en el tercer piso andamos ya; y el caso es que vengo a date una noticia una miaja grave al respective de tu marido. 2 ~g~Como? zqué dices? gle ha pasado algo malo? ;habia por Dios! —Pueés nada, que estaba dale que ie das a ia paleta, y al volverse una vez hacia la gamella pa coger la paletada, zsa- bes?, se descuida y jzas!, se le cae la chaqueta desde ei tercer piso hasta el suelo. —jJesis!—exclama la mujer—, me habias espantao, creia que era mi marido y @s nada mas que la chaqueta la que ha caido. : —Claro es que la chaqueta, pero el caso es que... —~£ Qué? —Que la llevaba puesta. io Después de catar el vino de ocho o diez tabernas de Zara- _ g0za, subié el tio Crispin a su burro ayudado del tabernero (porque solo no podia), y mientras el amo se tambaleaba sobre él, el jumento (que era el unico que tenia entonces conocimiento) se encaminé en busca del “puente de piedra” para dirigirse hacia la aldea. Al verlos avanzar asi a los dos, se les hubiera podido apli- ear el cuarteto que dijo Quevedo en una ocasién parecida: Aquel pollino que viene montado en otro pollino no viene como conviene, mas viene como con vino.