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TIO Cororin Cotorado siempre; y en cuanto a la mano derecha, Felipe, en cuanto a la mano derecha, yo sé ia he mirado bien y te digo que no tiene piedra ni cosa que se le parezca. Adelante, pues, todos, y tu también, a dar gracias a San Antonio, que la gratitud aumenta la buena voluntad del bienhechor. Riése mucho la gente al oir este discurso pintoresco, pero que entonaba muy bien con aquel originalisimo suceso, tran- quilizése Felipe, pusose el pueblo en movimiento otra vez, y entre vitores y canticos, entré en el templo como una tromba, llenando sus trés naves en breves instantes. Efectivamente alli “estaba San Antonio”, como el “orador” habia dicho, placido y sosegaco, sin vestigio alguno de la pasada tormenta, y con una expresién de bondad en su rostro, que cautivaba el corazén, entonces mas que nunca. ;©on qué fervor oraban los fieles delantse de él! ;¥ cémo palpitaban entonces todos los corazones, especialmente el de Felipe, a impulsos de la mas viva gratitud! ¥ ;con qué nove- dad tan extrafia sonaba alli ei Responsorio popular de San An- tonio, rezado por un Sacerdote y contestado a coro por todo el pueblo, Si buscas miagros, mira muerte y error desterrados, Miseria y demonio huidos, leprosos y enfermos sanos; < singularmente aquella estrofa que expresaba el acontecimiento del dia, y que Ilenaba entonces todos los espiritus E] mar sosiega su ira, red’mense encarcelados, “Miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos!” Miles, millones de veces sc habian recitado esos versos en aquel mismo templo, y no obstante parecia que entonoés resOnaban por vez primera. Tal es, lector amable, aunque referido sin gracia alguna, e| milagro mas insdlito, mas curioso y mas emocionante he- cho por San Antonio y conservado muy bien en la memoria de las gentés hasta nuestros dias. Y ahora, para concluir, he de notificarte (aunque casi me parece innecesario ya) que, por fortuna para Felipe, no fué la salud corporal el unico ni el principal beneficio que obtuvo del “santo de todo el mundo” en la mafiana de aquel dia me- morable. Al volver a su casa, ya ourrdo, después de aquella solem- nisima funclén, mas vida, salud y energia que en su ouerpo habla en su alma, que fué desde entonces una de las mas fervorosas y edificantes de la poblacién.

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