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SIDA 108 Coloria Colorado adquirié instantaneamente vida y movimiento, se agitd en su pedestal, extendié la mano derecha, cazé la piedra en el aire y, clavados en el cojo los ojos airados y fulgurantes, empezo a trazar circulos en el espacio como si fuera a lanzar la pie- dra contra él. : —j;Socorro!—exclamé Felipe, dando un grito que no pare- cia de garganta humana; y, vueltas las espaidas al altar, de cuatro o cinco saltos inverosimiles de corzo perseguido, atra- vesé el templo, enfilé, como una exhalacién, por una de sus puertas, y aparecié en la plaza, sin alforja, sin muletas... y sin cojera. Detuvose alli un par de segundos, poseido de asombro y terror, palpdse la pierna, hasta entonces enferma, y viéndola sana y buena, empezé a correr por la explanada que sé ex- tendia ante la iglesia del Santo, como si se hubiera vuelto loco de repente. Los devotos que oraban en el templo, y habian salido en pos de Felipe, al ver lo que pasaba, empezaron a gritar, unes desde el pdrtico y otro corriendo por lta ciudad manoteando muoho, y en todos los tonos que puede inspirar el entusiasmo religioso, ilegado a su mayor exaltacién: —;Milagro! ;Milagro! ;Un milagro de San Antonio! ;Co- rred a su iglesia! Fueron estos gritos como chispas aplicadas a un reguero de pdlvora. Se formé en seguida en la poblacidn, evocado por ellos, un rumor que iba creciendo por instantes, hasta convertirse en clamor imponente, y pocos minutos después desembocaba en la plaza una enorme multitud de personas, devoradas por la curiosidad, que al ver a aquel hcmbre correr, preguntaba: —ZQué es eso? zqué pasa? zquién es ese hombre que corre? —jFelipe —contestaban los enterados de todo—, el cojo del “Lavadero”! ;San Antonio le ha curado! Y entre tanto, Felipe seguia corriendo a mas y meéjor, en el mayor silencio, y con tal interés y empuje, como si de an- temano hublera citado 6! mismo a todas aquellas gentes para que le vieran correr. Pero la multitud, que engrosaba por momentos, le detuvo en su carrera, estrechando el circulo en que giraba, y apri- sionandole alli mientras de todas partes le gritaban: Felipe, zqué es eso? zque te ha ocurrido? Cuéntanosio- Y él nada contestaba.
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