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102 Colorin. Colorado 2 escoba, y fraguaban toda clase Je aventuras y siempre (y eso era lo simpatico) sin dafio dé tercero. La Unica travesura un poco molesta que se permitian era atra- par encaramados uno sobre otro, cualque tartera de arroz con leche, puesta al fresco en alguna ventana. Pero tenian buen cui- dado en ese caso, dé volverla a poner en el mismo sitio, vacia, pero sana e integra, después de lavarla en la fuente con mucho esmero. Celedonio, Sebastian, Calixto y Manuel (que asi se ilama- ban estos héroes) contrajeron matrimonio casi en los mismos dias, y cuando acabé el ultimo de poner el cuello debajo del yugo, celebraron juntos una sesién amenizada por una merienda, y se trazaron el plan de vida para lo futuro, comprometiéndose a observar fielmente las siguientes cosas: 1.° Rezar el rosario én familia todas las noches. 2.°. Ser muy duefios de su casa, y no tirarse nunca por ta ventana, aunque se Io mandara ‘su mujer,y la ventana @stuviera bajica. 3.°. No fumar mas de doce cigarrillos cada dia. 4." Wo decir nunca mas que rediez. 5." Beber vino como buenos espafioles, pero nunca, hasta ver dos veletas en la torre 0 cuatro orejas en el burro. 6.° Proporcionar buena e@ducacién a los hijos, si Dios se los concedia; y darles como melicina, en el caso de que ellos se resistiesen a ser cristianamente educados, Jarabe de estaca. 7. Calentarle la badana a todo forastero que Ilegase ail pueblo, y dijese que a lo mejor la Virgen Santisima no vino en carne mortal a Zaragoza; y una vez caliente la badana, Ievario al Mosen pa que lo instruyese sobre el particular. 3" Merendar juntos todos los dias de fiesta, y si podia ser, nunca bacalao. De los cuatro mafios, Manuel era el mas instruido porque habia estudiado tres afios de bachillerato; y él fué el que re- dacté literalmente ese programa en el cual, como puede notar el lector, no hay nada de Jocoso mas que las apariencias. Pues ahora le afiado que a ese plan de conducta le guardaron jos cuatro baturros durante toda su vida, una fidelidad verdadera- mente aragonesa. Para que el lector pueda comprobar el humor que derrocha- ba esa buena gente, voy a referirle uno de los lances de su his- heen