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40 P. BIENVENIDO DE ESTELLA muestra dolor. Yo intervengo y defiendo al ni- fio, diciendo a la vez al doctor: — {Por qué pega asi a su hijo? —Porque le he encontrado un terron de azu- car en el bolsillo. E —No es motivo suficiente. para pegarle asi. —Ellos saben ya que les tengo prohibido co- mer azucar, que es veneno. —Pero, y iquién es el culpable de que los ni- fios tengan azucar, sino el que la compra y guarda en la casa? —Nosotros no la usamos; usamos miel. Si compramos, es por la servidumbre, que no se conforma con la miel. Y a mi nada me importa, que, por su porfia, se enferme o se muera al- ~ guna sirviente; que lo paguen por tontas. Pero me importa que no se ree los nifos y se mueran. —Apruebo su aprecio por la miel y el recha- zo del azticar. Miel “* Es alimento y medicina. Como es fuerte y muy ardiente, hay que saberla usar. —‘A mi me cae mal” dicen algunos. “Me cae . mal a] estémago” dicen otros. —Debieran decir: no sé usarla; y échele la culpa al mal est6mago. No despreciarla, pues tanto vale. También hace dajio el vino y el aguardiente, y son tan buenos como alimento y :

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