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— 00— JESUS ¡Judas! ¿Por qué me hieres en el pecho?, ¡mi muerte habrá de ser en cruz divina, y entonces, otra vez, este costado herido se verá por ancha herida! (Aquí entra José y dice): JOSE ¡ Chiquillanes !, ¡a casa! ¿Divertiros quebrantando del sábado el precepto?... (94) ¿qué dirán vuestras madres si os viesen, de tal modo enlodados y mugrientos, sucios, desde los pies a la cabeza; que no habrá por la calle pordiosero que pueda con vosotros compararse, por sórdido que vaya y por deshecho? VIII. La Escuela de la Villa. El rabí Ben Israel, de luenga bar- ba, sentado en alto sitial y con una víngula en la mano. RABI Soy el Rabí Ben Israel, por todo este pueblo bien quisto y reputado, como pueden decir mis escolares, y en las cosas divinas un gran sabio! El 'Talmud y la Kábala prefiero (95) (96) a todos los profetas que pasaron: agua es solo la ciencia de la Biblia, pero es el Míshna vino concentrado (97). Del Este a Oeste se extendió mi fama, y en las fiestas del Purim me embriago (98), y como bestia soy que se solaza en las bajas delicias de su establo. Tanto el vino me engríe y enajena, hasta que diferencia ya no hallo entre el «Bendito sea Mardoqueo» (99) y «Maldito sea Amán». Bien: Pero, ¡vamos!, tú, Judas Iscariote, ven más cerca, y dime la lección que has estudiado,

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