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_ y latentes, poder de amor, a un tiempo, y de verdad, virtudes encerrando. Oído tengo que al llegar la Pascua, cuando el brote revienta, y entretanto sube la savia a remover la cepa, en todas las bodegas se da el caso que el añejo, lo mismo que el reciente, se revuelve y fermenta, protestando del largo encierro en los cerrados cubos, queriéndose escapar por los costados del oscuro tonel, y difundirse hacia el nuevo calor del sol temprano... ¡así, en el corazón del pobre fraile acontece, en los casi sofocados deseos ya, del olvidado mundo, y que aun vienen la paz a perturbarnos ! Mas ya que al Cuaresmal sobrevivimos, es mi deber, de siempre, abrir un rato la cárcel, para dar respiradero a estos espíritus desasosegados. He aquí un barril que solitario lleva en esta posición casi cien años, tan peludo de largas telarañas que rastrean el suelo donde ha estado, igual que Barbarroja, siempre inmóvil (112), inmóvil como él sobre su báratro, taciturno, sombrío, quieto y grave, hasta que ya sus barbas rebasaron la cubierta de piedra de la tumba, pero este no está muerto, sino sano y bien lleno de vida, por sus venas la ardiente roja sangre circulando, su corazón con fuerza dilatándose, mues su toraz el tiempo habrá domado, pero no quebrantando sus costillas, que de entraña de encina se formaron. Del Bacharach del Rhin nos lo trajeron, de las tres clases de mejores caldos, como que a cien florines es la cántara,