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ga el cochero, y las bestias distienden sus hijares, del agua que abrevan. ELSA En la vida hay también paradores donde, amando, las almas refrescan, mitigando la sed en arroyos del caudal que de arriba cayera. PRINCIPE ENRIQUE En la cruz aquella de piedra, a lo lejos, la larga jornada a su término llega, y sobre los campos extensos, floridos, de un valle esmeralda, desciende la senda. ELSA Bien es que el camino del polvo dejemos, un aire más puro la frente serena, y sobre la alfombra de césped, los cascos de nuestros briosos caballos, ni suenan. (Dan vuelta por una verde angostura,) PRINCIPE ENRIQUE Fresca es la cañada, la brisa es más suave, el valle se extiende por ieguas y leguas, cubierto de flor de cerezo, cual nieve que cubre de blanco la llarmura inmensa. ! ELSA Allá una cascada se ve en la colina, sobre nuestras frentes blanca centellea... ni siquiera oscila, como un ancho pliegue que el viento no toca, de enorme bandera. PRINCIPE ENRIQUE El grande barranco es húmedo y fresco, y el son del arroyo que corre tan cerca... ELSA Í ¿Qué es aquel castillo que se alza allá arriba, y todo este inmenso campo señorca? PRINCIPE ENRIQUE El solar que hubieron los Condes de Calva: (110) de antigua, el paisaje conozco y la tierra;

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