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Ks . wee DEVOCION: DE LOS SIETE DOMINGOS .DE. SAN JOSE. Devocién a San José A la devocién a Jestis y Maria debemos unir la de San José. Después de Jestis y Ma- ria, es él quien de todos los santos tiene mas derecho a nuestra veneracién y a nuestro amor, a causa de su dignidad. Sus méritos fueron tan altos y su santidad tan grande, que la Sartisima Trinidad te escogié por Es- poso de la mas pura de ias Virgenes, de Maria Santisima, que fué ia mas amable y excelente de todas las criaturas: le hizo Cus- todio y Padre nutricio de Jesucristo, le con- fid, en fin, los dos mayores tesoros del cielo y. de la tierra, que son Jestis y Maria. Santa Teresa nos anima a recurrir a me- nudo a este Santo, diciendo: “‘No me acuer- do, hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de ese bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, asi de cue como de alma. Querria yo persuadir a Soden fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza_ de Dios’’. Estas palabras bastan para estimularnos a una verdadera devo- cién hacia el que fué Esposo purisimo de 204° =.
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