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continuamente brota de tu Corazén sacra- tisimo. Tu sabes cuanto debo a la divina bor- dad desde que en este mundo me-puso, y como ella me hizo nacer a la vida de la gra- cia. Agradéceselo por mi a la Santisima Trinidad. Lo mejor es que haga yo mi accién de gracias después de comulgar en unién con la tuya. Acto de expiacién—‘Toda la razon de nuestra gloria esta en Ti, oh Cristo, en quien vivimos, en quien merecemos, en quien sa- tisfacemos con dignos frutos de penitencia, que de Ti. sacan su virtud, que por Ti son ofrecidos al Padre, y por Ti son aceptados por el Padre” (C. Td Ses, XIV, C. VIII). Al comulgar, oh Jesus, participo efectiva- mente en el sacrificio de ia santa Misa, que noes sino el mismo de la cruz, sacrificio pro- piciatorio, por cuanto, mediante la presenta- cién de tu Sangre, nos vuelve propicio al Pa- dre. Pues que esta Comunién aplaque a la dvina justicia, alcance la Jiberacién para _al- gunas almas del Purgatorio, borre mis faltas veniales-y condone la pena debida por mis pecados ya perdonados. Que esta “intima unién contigo, oh divina Victima del Calva- rio, haga que muera mas y mas a mi mismo. Ofrézcote, oh Trinidad Santisima, en unién del Sacrificio de tu Hijo en la Cruz, y para expiaci6n de mis culpas, todas las cruces que habran de sobrevenirme en este dia. Dame 126 a