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29 Ja las rciuigentes estrellas te bacen hermosa guirnalda. A la sombra de tu amparo acoge á los que te llaman, pues eres vida y dulzura de nuestra firme esperanza. No desprecieis nuestros ruegos que á tu benignidad claman, que nuestras necesidades solo en tí el remedio hallan. Vuelve á nosotros piadosa los dos soles de tu cara para que á sus resplandores se iluminen nuestras almas. Y después de este destierro muéstranos, Madre sagrada, á JESUS, Fruto bendito de tus dichosas entrañas. 4 ¡Oh clemente! Oh piadosa! ruega por nos, Virgen santa, Í | para que seamos dignos EEE de las promesas sagradas, que prometió vuestro Hijo, que es la Bienaventuranza, para que alli eternamente en acordes consonancias y sonoras melodías os cantemos alabanzas, glorificando al Señor que os crió pura y sin mancha. "ex DY AS (