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IÓ Ya que haciéndote feliz, te ha introducido en sus atrios por los que en todos los tiempos sus siervos han suspirado: Y ya que libre respiras los aires puros del claustro, donde sus castas esposas tienen con él sus regalos: Será bien que agradecida, cuidadosa de agradarlo, atenta a tu obligación, de tu deber te hagas cargo. Sin ser así, no podrás llegar del monte a lo alto de la perfección a donde te está el Esposo llamando. Así debes entenderlo, ya que no puedes dudarlo, porque ignorancia no cabe en un asunto tan claro. ¿Cómo puedes ignorar que a ser santa te ha llamado, cuando siendo pecadora te ha estrechado entre sus brazos? Acuérdate de aquel tiempo que siempre ha de ser llorado, en que olvidada de Dios, no pensabas en amarlo. Atiende ahora al presente, y con aquel cotejado hallarás, que en resarcir ; el perdido has de emplearlo.