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E e En observar esta ley jamás admitas dispensa, no será justo no pagues lo que es rigurosa deuda. Si alguna vez te lo impide estar gravemente enferma, supla el alma con afectos mientras la lengua no pueda. En el coro has de asistir, cual si en el cielo estuvieras: sin duda en el cielo está quien con piedad ora y reza. En la gloria a Dios alaban los que gozan su presencia: tú también puedes gozarla, sijrezando estás atenta. Si enmedio de los trabajos alaba a Dios tu paciencia, estos son otros cantares, que no menos le recrean. Alábale, pues, por todo cuanto te aflige y consuela: esta es la voz de tu Esposo, que tanto escuchar desea. Si así le sirves, será de su gracia tu alma llena; no sabe el Señor dar poco a quien todo se le entrega. El consuelo y la salud son de este obrar consecuencia: de unas premisas tan sanas deducir salud es fuerza,

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