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- abandonado de su Padre, y muerto con la mayor igno- minia. ,Qué le importa, pues, al hombre verse ultrajado por Jesus? ,Qué le importa dejar las riquezas , abandonar sus amigos, y tomar su cruz parair en pos de Jesus, cuando sabe que este Jesus nacié pobre, vivid pobre y murié pobre; cuando sabe que el discfpulo no.es de me- jor condicion que el maestro; cuando sabe que , asi como ‘fué perseguido Jesus, lo ha de ser él; cuando sabe que su mayor alegria ha de consistir en ser aborrecido y es- carnecido por los hombres, y en ser perseguido por Je- sus y su Evangelio? : jAh! ;Quién pudiera en este momento dibujaros el cua- dro admirable de tantos como se han sacrificado por Je— J sus, y 4 su imitacion, en los diez y nueve siglos del Cris- tianismo! Yo os mostraria un ntimero infinito de almas que, como el Apéstol de las gentes, han mort ificado su cuerpo, resistido 4 los deseos.de la carne y crucificadola con Jesus, y abstraidos de las cosas del mundo, no vivian en si mismos, sino que Jesus era quien vivia en ellos: yo os haria ver millares de almas generosas que, como los Lorenzos y Vicentes, han ofrecido su cuerpo 4 Ibs fue- gos, despreciando su existencia por la ley de Dios, ale- - gres y contentos por verse despedazados por amor de ~ Aquel que antes lo habia sido en la Cruz. Pero mi espi- ritu no puede abrazar un espacio tan dilatado, ni mi vista , es capaz de divisar tanto rayo de luz, ni mi lengua arti- cular tantas proezas de heroismo como han ejecutado los ilustres confesores que, 4 imitacion de Jesus , sacrifica- ron sus cuerpos 4 los ayunos y las vigilias, y sus almas ala oracion y las lagrimas; las herdicas virgenes que han pisoteado el mundo y sus placeres y seguido a este Cordero inmaculado, encerrandose por su amor en los monasterios, como las Teresas y las Claras, 6 huyendo del mundo, como las Rosalias, 6 entregandose 4 los tor- mentos, como las Eulalias; yo sdlo podré decir que los