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y dilatar sus dominios; desde hoy, con el ejemplo del Rey de los reyes, abandonaran las gradas de su trono, arrojaran su cetro y corona, y mudaran el ruidoso aparato -de una cérte lujosa por el silencio de una soledad tétri- ca, y la ondeada purpura y recamado manto por el aus- _ tero saco y el cilicio penitente. Desde este punto, aque- llos sabios que habian admirado 4 los mortales con sus | talentos, que habian empleado sts dias en estampar sus ideas para adquirir la inmortalidad de la fama mundana, que éa fuerza de adulaciones y aplausos se habian creido semidioses en la tierra, han de arrojar la pluma de don- de habia salido tanto tésigo, han de confesar su ignoran= - cia, se han de humillar y decie con San Pablo: «No somos” capaces de pensar nada con nuestros propios talentos; cuanto somos y cuanto decimos, todo nos viene de Dios.» j Qué trastorno tan grande hay en la tierra desde que Jesus se ofrece en sacrificio! ;Qué fuerza penetra el corazon humano! ; Qué luz ilustra los entendimiéntos ! Los niiios _ que temblaban ante la débil férula de un pedagogo , ahora se presentan a los tiranos, les echan en cara sus errores que quieren defender con la crueldad, no tiemblan ante los - verdugos , desprecian los potros y los fuegos, se rien de las cadenas y de la espada, y triunfan de la barbarie y de’ la muerte. Las virgenes, que Antes no aspiraban sino 4 un enlace ventajoso, ya no suspiran sino por su union con Jesus, prefiriendo su amor 4 todas las riquezas., y postergando las glorias de una corona, los honores de un cetro, los laureles de un ilustre guerrero, por amor de Jesus, que es su esposo, su gloria y su corona. Los hom- bres que Antes no conocian ni aun.los rudimentos ele- mentales de su idioma, se revisten de una sabiduria tan consumada, adquieren una elocuencia tan singular, que confunden todos los fildsofos, convencen 4 todos los sofistas, y convierten 4 todo el mundo con la fuerza de su doctrina; y ade dénde tanta virtud? ,De dénde tanta *