BCCPAM000591-3-12000000000000

89 nam. Vosotros temblais, amados mios; pero consolaos, pues Jesus es tambien el principio de nuestra santifica- cion, como lo demuestran las palabras que habeis oido del santo Evangelio, y os lo explicaré en breve razona- miento. é Habiendo Dios eriado todas las cosas por el Verbo eter- no, y siendo Este la luz de los hombres, no vino al mun- do sino para manifestar la gloria de su Divinidad y re- dimir al linaje de Adan,"proscrito por el pecado: de estos hombres, unos preferirian las tinieblas del error a la luz de la verdad, y otros recibirian 4 este Salvador , y Este les daria la prerogativa de ser hijos de Dios, como. her- manos suyos, y con ella el derecho 4 la eterna felicidad. Dios, por su parte, hizo cuanto pudo para sacar al hom- bre del estado de perdicion; avin hizo mas de lo que se podia exigir; pues su justicia, tan vilmente ultrajada, pu- diera habernos dejado envueltos entre las ruinosas con= secuencias del pecado, sin que por eso hubiéramos teni- do motivo de acusarlo de crueldad; pero su misericordia, que, segun David , sobrepuja todas sus obras, se excedié en amar al hombre, enviandole un Redentor que no ha- bia habido para los dngeles. Bajé desde el cielo este Re- dentor, revestido de toda la omnipotencia de un Dios, para poder derribar el muro de division y quebrantar el orgullo del principe de las tinieblas, destruyendo 4 la muerte y al que empufiaba el cetro de su imperio ; salié con pasos majestuosos como un gigante dispuesto 4 an- dar su camino, y no paré desde lo mas encumbrado del cielo hasta el lugar mas vil de la tierra, hasta el calvario; y alli fijé en la cruz la escritura de condenacion, sancio- nada hacia cuatro mil afios, despojando asi 4 los princi- pados y potestades, formando un pueblo nuevo, y refun- diendo en uno los dos Testdmentos: el de la ley y el de | la gracia. Pero para que 4 la vista de la esplendente Di- vinidad no tuviese que huir el hombre temeroso, encu-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz