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: - i Z > : R oe xz : Ap ox : is 8&5 ‘ ae < : que son suyos y en nada nos pertenecen, y el hombre contradice esta maxima saludable entregandose 4 las lu- _ jurias de la carne, consintiendo en todos los preceptos del mundo seductor, siguiendo sus caminos tortuosos, y posponiendo un padre tierno, un amigo fiel, un remune- rador liberal, 4 un tirano cruel que lo ha de desechar cuando no sea til para sus caprichos; 4 un déspota ante quien debera arrodillarse 4 cada paso y ofrecerle l in- cienso de la adulacion; 4un enemigo encubierto que ha de consumir sus riquezas, ha de roef su fama, ha de arrui- nar su salud y ha de perder su alma. Hoy nos dice este Nifio que él es la luz del mundo, y que sin él nada pode- mos hacer; y el incrédulo contesta que la divinidad de este Nifio es una quimera, que sus “dogmas son una in- --vencion del fanatismo, que su moral es un efecto de la filosofia, que para ser ilustrado basta la luz de la razon, y que el hombre nose debe sino 4 si mismo. ; Hombre insensato! Una contradiccion tan manifiesta 4 la verdad conocida, una oposicion tan hostil 4 las maximas del Evangelio, un desprecio tan formal de la Divinidad , no puede ménos de desencadenar la cdlera del cielo, y su ira se ha de descubrir, como afirma el Apdstol (Rom., ca- pitulo1, 18), contra los que retienen la yerdad de Dios en su injusticia, <viniendo 4 causar esta verdad conocida y -ultrajada, la ruina total de los que la contradicen: Posi- | tus est hic in ruinam multorum.» 4Habra quien deje de veresta ruina al considerar lo que ha sucedido 4 los que con sus obras 6 sus escritos han impugnado la Religion del Crucificado? Llenos de or- gullo, los herejes quisieron someter 4 su pretendido saber la sabiduria del mismo Dios: semejantes 4 los construc- tores de la torre de Senar, pretendieron elevar un edificio que eludiese la fuerza del Omnipotente ; y al fin no lo- graron sino la propia confusion; sistemas absurdos , dog- mas incoherentes, opiniones infundadas, principios des~