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sacrificarlo todo & la ley; y si hasta la venida de Jesu- -cristo el hombre, embrutecido en los placeres de la carne, 6 engafiado con las fabulas del paganismo, no conocia la — fuerza de esta verdad; pero no sucede asi desde que este Niiio se presenta en su templo, pues desde enténces el hombre sabe que no nace para si mismo, sino para Dios; que todo cuanto tiene lo debe 4 Dios; que su entendi- _miento lo ha de sujetar & las verdades reveladas por Dios; que no debe seguir, como los brutos, los impetus déla_ carne, sino que los ha de refrenar con la gracia de Dios; -que en su conducta, como en su creencia, no ha de tener por base los elementos de la filosofia mundana, sino la ley eterna é inmutable de Dios; pero esta doctrina subleva el espiritu del hereje, que se cree superior en sus deci- siones 4 las que nos emanan del mismo Dios. Estas ver— dades chocan al hombre carnal, que constituye toda su dicha en dar gusto 4 su corazon corrompido; esta sumi- sion 4 las maximas del cielo es un delirio para el ineré- -dulo, que, no comprendiendo los dogmas de la fé, los vili- pendia ; en fin, la humillacion de Jesucristo en el templo es contraria al orgullo del hereje; el sacrificio que hace de simismo contraria las ideas del pecador, y su sumision a la ley confunde la indiferente conducta del impio; y por eso este Nifio es principio de caida para ellos : Positus est hic in ruinam. a En efecto, amados.mios; no hay cosa mas profunda- mente grabada en el corazon humano que la sumision & la ley de Dios, 4 su fé y 4 las reglas. de moral que nos vienen de £1; todo cuanto le rodea, le anuncia que de~ “pende de Dios, y que cuantas veces le resiste se consti- tuye reo y camina 4 su perdicion; asi quiso Dios que el hombre, siendo la criatura m4s noble del mundo visible, necesitase del auxilio de todos y estuviese sujeto 4 sus semejantes, para que no se olvidase de que mucho mas necesaria le es la ayuda de Dios y la sujecion 4 su ley;