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al hombre, lo que le encumbra, es lo que haceis vosotros en este dia; esa fé que une en un mismo lazo 4 mil gene- - yaciones; esa fé que desafia 4 los sepulcros y pone en fraternidad perenne 4 los que pasaron a la region de la inmortalidad con los que auh vivimos en este valle de lagrimas; esa fé que os hace remontar a lo mas secreto | - del mundo invisible, fijando vuestras miradas en Dios como principio de toda felicidad: hé aqui lo que os hace ‘recomendables 4 los ojos del Altisimo, en cuya presen~ cia no hay rico, ni noble, ni sabio, sino el que es rico de su amor ysabio en su temor. j;Oh! Esa augusta Madre de Dios, .4 quien tanto agrada el reconocimiento y gratitud de los cristianos, no puede ménos de derramar sobre vos- otros copiosas bendiciones cuando venis 4 postraros ante sus aras, demostrando con vuestra humillacion que sois deudores 4 su amor de cuanto os puede hacer grandes & los ojos de su Hijo. Sea asi, joh Reina del cielo! Toda nuestra gloria estriba en ese soberano Nifio que hoy presentas en el templo; somos hoy fragiles y miseros mortales; llevamos la gra- cia en vasos quebradizos; mas con tu proteccion y ampa- ro esperamos ser algun dia sacerdotes y reyes de la pa- tria celestial. Entre tanto, desde el culminoso trono donde resides, despide abundantes rayos de luz, que ilustren nuestra piedad, para que unamos al culto exterior el in- terior, que consiste en imitar las virtudes, de que tan asombrosos ejemplos nos dejaste; enténces estaremos ciertos de antemano de que, despues de nuestra peregri- nacion, penetraremos por los Atrios del cielo, entonando canticos sin fin al que del caos de la culpa nos elevard por sus méritos 4 la gracia y 4 la gloria, bet 4 todos de- seo. En el nombre del Padre, etc.