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por haber sido dictadas por el que es.esencialmente sabio y veraz, por el Espiritu divino. Para que esta verdad se os haga sensible, amados mios, os pido en este momento que aviveis vuestra {é; tomad en vuestras manos esta antorcha esplendente; lle- gaos al templo de Jerusalen; el Verbo eterno por quien todas las cosas fueron criadas , Aquel que es la palabra del Padre, Aquel que en mil tipos y de muchas maneras hablara 4 los Patriarcas y Profetas, ha enmudecido; toda su accion esta reducida 4 sollozar, estando fajado entre paiiales, no de otro modo que lo fuimos nosotros cuando por primera vez saludamos con nuestros lamentosos va- gidos al mundo de que somos moradores ; pero bajo estas apariencias de abyeccion que examinan nuestros senti-. dos, hay escondida una virtud inmensa, que no se escon- de 4 las penetrantes miradas de la fé.' En efecto: la voz del Padre celestial esta limitada por enténces 4 los érga- nos, sensitivos de la humanidad de su Hijo: Este no ha- bla, porque es nifio; pero suspira, porque es Dios: Simeon lo tom6é en sus envejecidos brazos , y al contacto de esta augusta persona, como si hubiese tocado un globo eléc- trico, un fuego divino invade todas las partes de su alma, cuyo ardor da nueva animacion 4 su rostro venerando; sus mejillas se sonrosan, sus labios se abren con expre- - sion, aquellos ojos casi extinguidos y ocultos entre los parpados de cien afios , vibran como dos luceros de la ma- lana, y despues de brotar dos torrentes de lagrimas de gozo, despues de mil dsculos con que acaricia al nifio que sostiene, se encumbra sobre cuanto existe en la tierra, entra su espiritu en el santuario de los oraculos divinos, alza el espeso velo encubridor de los sucesos futuros, y pronuncia una sentencia definitiva de lo que ha de ser el hombre por toda una eternidad. jAh! En un dia de tanto gozo no quisiera yo acibarar vuestras ale- grias, amados mios ; dos palabras dice el venerable Pon-