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mo? Las madres, los principios sanos, jAh! si éstas incul- casen 4 sus tiernas hijas sin cesar que el mayor dote de una mujer es la castidad, el pudor y la honradez, el cris- _ tianismo no tendria que llorar la degradante posicion que tienen en la sociedad esas mujeres desgraciadas que se prostituyen al crimen por vivir con lujo y ostentacion; no tendrfamos que lamentarnos al ver que las ciudades mas opulentas sufren el oprobio de ver sus mejores calles manchadas con esas moradas de ignominia; no tendria- mos el disgusto de ver al lado de una casa honrada, donde los nifios no ven sino ejemplos de virtud, otras que redu- cen estos ejemplos 4 quimera’ por sus palabras, sus ade- manes y hasta sus acciones, que, con escandalo de la razon, de la humanidad, del decoro, de la conciencia pt- blica, de las naciones, de la Religion y de nuestras ins- tituciones , vemos realizarse en esta nuestra hermosa ciu- dad. No dando 4 las nifias tiernas la educacion que es debida, necesariamente han de prevalecer las perversas inclinaciones sobre la gracia de Dios. ,Cuanto mas suce- _derd esta desgracia si directamente no aprenden las niflas otra cosa que el amor del mundo, el amor de la hermo- sura, él amor del lujo y de la vanidad? gQué ha de ser el bello sexo cuando desde su niiiez y pubertad no aprende a presentarse en publico sino cargada de perfumes, de afeites y hasta de colores postizos? ,Qué ha de ser, cuando si se le inspira algun pudor, es mezclado de hipocresia, sin ensefarle que en puiblicd y en secreto, en las tinie- blas y en la luz, hay un ojo perspicaz, él ojo de Dios , que todo lo ve y examina? {Qué ha de ser el bello sexo, cuando por sus mismas madres es conducido de teatro en teatro, de sarao en sarao, de reunion en reunion, donde luzcan sus gracias, su falsa hermosura, sus fingidos donaires, sus galas y trajes? Nos admira la corrupcion del siglo; todo hombre pensador teme hoy una gran ruina para la humanidad ; mas gquién es la causa? Las doctrinas im- bien anendomaee saat