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460 régio tallo, haciéndose respetar de amigos y de adversa- rios? No; Dios, que no es aceptador de personas, lo es de los pueblos, y se complace en las gentes que cumplen la justicia; Dios, que por su inmensidad llena todo lo cria- do, manifiesta especialmente su gloria y su poder en el seno de naciones predilectas; Dios, que con perpetua é interminable mirada registra todos los sucesos del mundo, tiene una atencion singular en ciertos pueblos, y les pone en rededor altos valladares que los defiendan, y les depu- ta nuimenes tutelares que los protejan y los guarezcan de las incursiones del enemigo. De tantas familias como ha- bitan la Mesopotamia, sdlo escoge una para engrandecerla, » y es la de Abraham; de tantos pabellones como hay en Israel, sdlo elige el Leon de Juda, para que quede siem- pre victorioso y sea estable su imperio. Pocas son estas naciones venturosas , pero no deja de haber algunas, cuya marcha parece estar palpablemente decretada por el cielo, pues se ven rasgos de tanto amor y bondad, que resalta en todas las épocas la particular predileccion divina. No se ofenda vuestra delicadeza, naciones modernas; no te irrites, Albion industriosa, que por nueve siglos fuiste un seminario de Santos; ni ti, Germania ilustre, que en- cierras cien y cien pueblos que un’dia no tenian sino un Dios, una fé y un bautismo; ni tu, Galia guerrera, que distes mas héroes 4 la Religion que 4 la patria cuando ignoraste los elementos de la filosofia carnal; ni vosotros, pueblos afanosos, que no teneis otro hito de operaciones que la adquisicion del oro, la propagacion de vuestras | obras fabriles y la extension de vuestro territorio. Habeis buscado glorias y riquezas mundanas; glorias y riquezas os ha dado Dios. Pero gsois la nacion predilecta, el pue- blo primogénito, la familia elevada mas que todos los Reyes de la tierra? No, que en medio de vosotros campea la herejia, y Dios no se complace en el error; no, que ha- beis alzado altar contra altar, sacerdocio contra sacerdo-