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y el infierno; ni es tampoco la gran revolucion que ha hecho toda la naturaleza al ser testigo de la pasion de su Criador: este espectaculo es el que me presenta el viejo mundo al ir 4 concluirse para que empiece el nuevo; como las olas del mar se retiran replegandose sobre si mismas y cediendo su lugar & otras que les suceden, asi se esconde la antigua era de la orfandad y del desamparo ante la nueva de proteccion y de consuelo que tiene prin- cipio en las palabras de Jesus y en el otorgamiento de Maria. Profecias, simbolos, oraculos, figuras , emblemas, tipos, todo se va alejando despues de haber oido esta voz del Dios moribundo; Patriarcas, Profetas, Reyes _ piadosos, justos y sacerdotes presentan sus trofeos y los depositan al pié del Hijo y de la Madre, saludando 4 los innumerables hermanos gne tienen en la época que em- pieza, y despidiéndose para siempre de la que finaliza. Veo en espiritu 4 los dos primeros padres de la hu- manidad venir y llegar al monte finebre; y arrodilla- dos ante la Madre de Dios y de los hombres, decirla: «Bendito el Sefior..., porque hoy ha engrandecido tu nom- bre de tal manera, que tu memoria y alabanza no se apartaran de la boca de los hombres, por amor de los cua- les no perdonaste a los trabajos, antes acudiste 4 reparar su ruina delante de nuestro Dios.» Veo en seguida apa- recer al venerable Abraham, y decir: «Ahora si que mis hijos serdn tan innumerables. como las arenas del mar; ahora si que poseeran las ciudades fuertes de sus enemi- gos; ahora si que seran bendecidas en mi todas las na- ciones.)» Veo tambien venir al inocente Isaac, al humilde Jacob, saludando 4 los hijos de bendicion que tuvieran presentes en los dias antiguos, cuando en el lecho de muerte vieran este dia augusto que tanta alegria causé 4 sus corazones. Alli tambien Moisés y Aaron arrojaban los piés de Jesus y de Maria la arca de la alianza, el efophel racional, la tiara de oro, los ritos y ceremonias dados