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e a cosmogonias, sus teogonfas, su culto, su idolatria, por fin, y su supersticion; quién adora al sol, 2la luna,yg sods la milicia del cielo, para servirnos del lenguaje sa- grado, quién se postra ante las estdtuas de piedra que ; figuran nada ménos que el tipo de hombres tiranos, ébrios , voluptuosos y sanguinarios ; unos queman el in- — cienso de la adoracion ante el carnivoro cocodrilo, 6 se entregan como victima 4 sus horrendas fauces, 6 se su- mergen en las aguas, 6 se precipitan en hornos voraces; otros degcuartizan sus propios hijos en honor de un nu- men infernal; en fin, amados mios; el espiritu humano, a medida que iba progresando en duration , iba retroce- diendo en el conocimiento de la verdad ; el imperio babi- lonio no es mas afortunado que Ninive y Egipto; Roma no es mas dichosa que el imperio de Alejandro; aparecen en su seno grandes filésofos y sabios profundos, mas el error, cual humor gangrenoso, se apodera de toda la masa de la humanidad; la mentira, elerror, la fabula, es el ali- mento de todos los espiritus entregados 4 Jas aberracio- nes del politeismo. Mas entre tantas erronias hay una amie penta mente apercibida por los pueblos; las mismas invencio- nes fabulosas del paganismo tienen afinidad con esta creencia, y hasta han sido amoldadas en las ideas puras que legaron los Patriareas y corrompieron unos hijos sin moral y disciplina. Esta verdad, que resiste 4 la accion corrosiva de los tiempos , es la que espera la venida de una Doncella que ha de dar 4 luz un Nifio que salvara al mundo. Y esto no era para los pueblos antiguos un hecho cumplido ya, como se podria pensar al encontrar en los fastos religiosos de muchos de ellos los mas caracteristi- cos signos de semejanza entre la mitologia pagana y lo que nos refieren los historiadores sagrados sobre el nacimien- to, las desgracias, los prodigios y la muerte de este Sal- sion de las lenguas; cada una inventa sus fabulas, sus cia it Ll