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— 444 des ; ti sdlo arrastras la cadena ignominiosa, llevando sobre ti lo que sdlo debiera servir para contrarestar 4 la fuerza de los elementos y para domeifiar las fieras ! Pasa- mos 4 examinar al hombre en otro aspecto, en lo moral, y hay para temblar: aqui unos viven sumidos en la mas afrentosa estupidez, sin saber por qué levantan los ojos al cielo, sin conocer la nobleza de su origen, sin saber ofrecer ni un solo perfume 4 la Divinidad, ni aspirar un » solo acento del lenguaje del amor divino; alli otros se han degradado de tal manera, que han erigido aras 4 las piedras insensibles, 4 fieras carniceras, 6 4 niimenes fantasticos, que exigen con cruel capricho el sacrificio del nifio recien nacido 6 el de la esposa que ha caido en orfandad: en una parte campea el error pretendiendo -tener 4 sus plantas los homenajes de toda la humanidad; en otra aparece esplendente y gloriosa la verdad, sin que _ por eso vivan los hombres con arreglo 4 sus maximas ; y entre tanto, la raza humana va atravesando este des- tierro sin poseer un verdadero bienestar moral ni una felicidad estable; y, lo que peor es, cuando debia des-— cansar al tocar con el sepulcro, se encuentra con el hori- - gonte sin limites de la eternidad, que, en vez de presen- tarsele risuefio y glorioso, se le descubre cual tenebroso caos de ignominia, de oprobio y de dolor. Hé aqui, seiiores, en dos pinceladas pintado el estado de la vida animal y racional, y el bienestar fisico y mo- ral, tal cual lo debemos 4 Adan y Eva; si prescindimos por un momento de lo que-la Religion nos ensefia y pres- cribe, estos dos séres han de ser el objeto de todo nues- tro odio y de los anatemas de toda la humanidad ; gime el huérfano bajo el peso de la miseria; vive el salvaje en un estado de abyeccion y estupidez; se desespera el ra- tero y el perturbador en la lébrega carcel; se entregan unos al vértigo del error; viven otros sin querer seguir los séres animados, eres victima de crueles enfermeda- ie ia ai