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cer ni la ignorancia y pravedad en el alma, ni el dolor y la muerte en el cuerpo; queria que con toda la extension de que es capaz el espiritu del hombre, fuese feliz en la tierra amando 4 su Dios y observando sus manda- tos; pero Adan pretendié vivir sin ley, oyé una sugestion Jnaligat cuya proposicion encontré eco en su corazon, desobedecié al cielo, renuncié 4 sus derechos, desprecié su dicha, y con la mas cruel felonia volvié la espalda al Padre celestial, hizo pacto comun con un enemigo de Dios y suyo, sin otro resultado que el haber sido depues- to de sus honores , desposeido de su bienaventuranza, y, lo que es peor, el Saher sumido 4 todos sus descendien- tes en el caos del error y la ignorancia, en la miseria y en la orfandad. Esta es la revolucion primera del espiritu humano, planteada por Adan en el dia de su apostasia. Mas de cuatro mil aiios hubieran pasado cuando so- brevino el dia tan deseado en que Jesus con su muerte causaba otra revolucion, cuyos efectos eran derrocar el imperio del demonio, abolir el reato de la culpa, abrir las puertas del cielo y cerrar las del abismo, cerrar las llagas de la estirpe humana, réintegrarla en sus derechos, y proclamar la paz 4 la faz del mundo, otorgando al hom- bre redimido un pacto de amor. En la primera se inau- gur6 la era de la abyeccion y de la esclavitud; en la se- gunda qued6 abolida la servidumbre y empezé la adop= cion: en una palabra, el desgraciado Adan introdujo en el mundo todos los males y cerré las puertas del cielo, preci- © - pitando al espiritu humano en el pecado, en la ignorancia y en las pasiones desarregladas; y Jesucristo destruyé los efectos de esta revolucion por otra que El operé en sentido opuesto, sacando al espiritu humano del caos del error, abriéndole el Paraiso, arrancando al demonio su cetro de hierro, y quitando @ las pasiones la fuerza arrastradora por medio de la gracia. Estaba para llegar 4 su término esta dichosa revolu-
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