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el dogma mas atacado era el de la Encarnacion del Verbo divino, porque éste es el cimiento de todos los demas, y tan directo es el ataque de Arrio y de Nestorio contra este dogma, como el de Pelagio y Priscilo, como el de Gilberto y de otros que se ensaflaron contra otros dog- mas; porque, como nos dice el Apédstol Santiago, el que niega uno , los niega todos, y para destruir el ultimo de los articulos que ensefia el Catolicismo, es indispensable arrancar el edificio de las creencias y sacarlo de sus ci- mientos; y 4 cual es este cimiento, sefiores? La Encarna- cion del Verbo divino. Si algun dogma puede ser puesto en duda, se destruye la infalibilidad del que lo promulgé, y no siendo infalible, ya no es Dios; y entdnces tendria Arrio razon para decir que el Verbo humanado es una criatura. Permaneciendo , pues, en pié el fundamento de nuestras creencias , que es la Encarnacion del Verbo di- vino , 4 qué importan las declamaciones de la herejia? 4Qué los sofismas de la incredulidad? Qué las argucias insulsas del racionalismo? Qué los ataques de la barba- rie? Nada por cierto; Dios aparece siempre infalible ; si remontamos al origen del mundo, oimos la voz divina que promete al hombre pecador la venida del Mesias; si recorremos las edades patriarcales y proféticas, vemos confirmadas sus palabras; si nos trasladamos 4 los tiem- pos de la plenitud, resuenan en nuestro’ oidos los mis- mos ecos de la Sabiduria increada, el mismo Dios habla en Eden que en Mambri, que en el Thabor y que en el Olivete; sus palabras promisorias en el paraiso tienen por objeto la Encarnacion que se ha de efectuar; sus docu- mentos y preceptos en la Palestina estan cimentados en su mision ya cumplida, y si el creyente halla motivos de credibilidad en esta serie de promesas que emanan de un Dios infalible, el incrédulo los palpara en la omnipoten- cia que desarrolla un Dios poderoso. Y j qué! Dios, que ha manifestado su sabia providen-

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