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Hemos visto tantos prodigios , seguira diciendo este pueblo, que no bastara toda la elocuencia de los hombres, ni 4un bastaria la de los angeles, si alguno intentase de- cir otra cosa, para persuadirnos que no: debemos cuanto somos & la Madre de misericordia. Nuestros padres nos han dicho, y la historia lo confirma, que en nuestra pa- tria no ha tomado pié ninguna herejia, ni ha prosperado ningun hereje; si alguno ha venido de fuera, ha tenido que huir; sialguno nacié entre nosotros, tuvo que ira regiones extraiias 4 ensefiar sus errores; nuestra nacion es, entre todas las del orbe , la unica que puede llamarse la Virgen de Sion, pues no tiene mas lema que un Dios, una fé, un bautismo; y estamos ciertos, infaliblemente ciertos , de que debemos esta gracia 4 la piedad y mise- ricordia de la Virgen Maria. Ella estuvo con nuestros padres en Otumba, en Lepanto, en Pavia, en San Quin- tin, en Gerona, en Zaragoza, en Madrid, en Arapiles, en Vitoria, en Bailen y en todas partes, hasta que hici- mos ver al mundo entero que el hombre 4 quien él tenia por un Hércules, 4 cuyos piés se amontonaron coronas de Reyes vencidos , sufria derrotas y descalabros, y po- dia caer prisionero, y quedar desnudo de poder , de rique- zas, de gloria y de diademas. - Esta es nuestra creencia, estas son nuestras convic- ciones. ,Por qué, por tanto, venis 4 decirnos que no hay _ necesidad de acudir a la Virgen para aleanzar misericor- dia? Hombres sin corazon , pues lo teneis seco como huesa de tumba vetusta; hombres de teorias puramente natura- les, que no veis que las instituciones humanas que no reciben el impulso de la Religion catdélica , no sirven sino para destruir el principio de autoridad y el derecho natu- ral; hombres sensuales, que no quereis que en el Evan gelio esté el gérmen de la civilizacion, la vida grande y lozana de los pueblos, porque no encontrais en él la san- cion de vuestras rapifias, la aprobacion de vuestra vida a sil hia SY a al 5 SIS. th

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