BCCPAM000591-3-12000000000000

421 ae ae en muchos miles, y siendo el cimiento primero de un tronco que resiste al fiero aquilon, de unas ramas en que anidan las aguilas, de hojas, de flores, de frutos que alimentan 4 las avecillas y propercionan al hombre som- bra contra los ardores del sol, y guarida contra las tem- pestades; la flor que se alza sobre el débil tallo presenta _ la mas admirable variedad de sustancias, de colores, de tejidos, de moléculas y de otras mil preciosidades que se han formado de la savia de la tierra; la vemos, sin embargo, la tomamos en la mano, la olemos, y nos que- damos tan insensibles como Antes de haber visto aquel conjunto maravilloso que la naturaleza ha colocado en un circulo imperceptible; y hasta bajo nuestras plantas - tenemos un campo matizado de flores de mil colores y especies distintas, y no sdlo no examinamos la belleza de la brizna de yerba, sino que la conculcamos, sin’ que siquiera nos venga una idea de orgullo santo y bien fun- dado, apreciandonos en lo que somos y valemos, porque un hombre que en un momento’ registra ese cialis sem- brado de estrellas, y esta tierra atestada de bellezas, no puede ménos de decirse 4 si mismo: Dios me hizo seme- jante 4 EJ; soy el principe de todala naturaleza animal y visible, y para mi morada fabricé el Criador el vasto alcdzar del mundo, aleazar alfombrado con bellezas y tesoros y cubierto con bovedas esmaltadas en diamantes de fuego. Estando, pues, asediados de obras portentosas, y viviendo entre prodigios , gen qué consiste que, no sdlo no los advertimos, sino que Aun no queremos tomarnos el trabajo de examinarlos? No sois vosotros por cierto ami- gos de vulgaridades, ni yo tampoco quiero buscar el ci- miento de la verdad en el vulgo; pero es preciso confesar que el vulgo tiene algunos axiomas que encierran pen- samientos muy profundos: se dice vulgarmente que el hombre es un animal de costumbre, y es una verdad; nos habituamosa todo, y 4fuerza de ver siempre una

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz