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y habia de dar lecciones de palabra y de ejemplo, era el. bienhechor de toda la descendencia de Adan, y no era un valladar para su liberalidad la ingratitud de los favoreci- dos; era la sabiduria del Padre, y no le habian de des- ccomponer en lo mas minimo nuestras ignorancias. Pero no hay que echar en olvido que ese niiio embe- lesador, ese jéven que lleva en pos de si 4 los pueblos, arrastrados por la belleza de su rostro, por la dulzura de “sus palabras y por los bienes que reparte sin medida ni tasa, y ese. hombre perfecto, que se deja prender, azotar y crucificar, co mo si no tuviera fuerza para’ resistir, es tambien el leon victorioso de Juda, el triunfador de Is- rael, que no disimulard cuando bape el escrutinio del mundo; el que tiene el bieldo en su mano para aventar el trigo y separarlo de la paja; el que ha de regir 4 las na- ciones con vara de hierro; el que ha de desenvainar la espada de su justa indignacion sobre reyes y pueblos; el que, por fin, lleva en su ‘frente mil diademas, y es Rey _ de los reyes y Sefior de los sefiores. Hay una diferencia _ muy grande entre Jesus nifio, Jesus maestro, Jesus bien- ’ _ hechor, Jesus acogedor de los pecadores y Jesus victima, y entre Jesus represor de los malos y juez de los inicuos. Alli se deja besar del pastor , del sabio, del anciano, y alarga su pié para que lo bese tambien la pecadora convertida ; pero aqui, jay! basta un ademan de ira para anaae del templo 4 cuantos hay en él; basta una palabra para confundir 4 los hipécritas; basta que diga Fo soy, para que caigan tendidas por tierra chusmas y cohortes. Es Jesus no sdlo nuestro hermano, sino nuestro Pa- dre que nos ha engendrado, y tiene que ser con nosotros un padre que usa de severidad para corregir al hijoAquien - ama, y dun muchas veces un padre justo é inexorable que se ve precisado 4 arrojar para siempre de su casa al hijo protervo que lo ha despreciado y ultrajado. Pero en esta es