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“que uno de ellos no tenia capacidad para las sensaciones por hallarse inanimado. F _ Este momento cruel fué aquel en que, bajado Senta de la Cruz, fué puesto en el regazo de su Madre. Oid, madres 4 cristianas; oid, hijos, que sabeis cuanto debeis al amor: de las que os han engendrado; oid, todos los que teneis un corazon de hombre, porque todos amais, y pocos habra - que ignoren el martirio de un amor noble, sincero, in- terno y sublime cuando no es correspondido, 6 cuandé se ha concluido el objeto amado. Dije qué era el tormento de <a la Madre en tan terrible trance «el dolor de los dolores;» iy sabeis por qué? Porque su amor en aquel instante no es correspondido; aquel lenguaje tierno, carifloso y com- pasivo que expresaba en los dos amantes atribulados el. amor que los unia, ya no existe; Maria le habla atin, mas nadie la contesta; ensaya otro tan patético como el pri- mero y mds expresivo, porque la union de los dos obje- tos le da ancho campo para hablar, y tampoco es contes- tada: en vano fija sus sagradas pupilas en las de Jesus; éste ha cerrado las suyas: en vano imprime sus labios en los de Jesus; éste no se mueve : en vano toma su mano y la quiere apretar en su seno; éstas estan yertas: en vano une frenje 4 frente, mejilla & mejilla;.todo esta helado. jQué martirio, sefiores! ; Hablar 4 un objeto idolatrado, y ' no obtener respuesta! ; Amar con afecto tierno, sincero, vehemente, y no ver indicio del mismo amor en el objeto amado! ; Ver 4 este objeto envuelto en mil penas sin po- derlo aliviar, y no tener otro’ consuelo que unirse 4 él cuando esta sin alma ni sentido! . Este silencio de Jesus era el principio del gram-dolor - de su Madre; sin embargo, no era el complemento; el amor es fuerte como la muerte, y en Maria fué tan grande pata con su Hijo, que vencié 4 la misma parca; era el amor quien condujera 4 la Madre junto al suplicio del Hijo ; mas ni los verdugos dejaron que la Madre le hiciese 1

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