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Vv 4Qué es esto, amados mios? ;Qué! ,El Hijo no ama & la Madre? ;Qué!4La Madre no corresponde al amor del Hijo? ;Ay! Si, ama Jesus 4 Maria con amor infinito, y Maria le corresponde con el mismo amor: no se hablan estos dos amantes, porque los separa 4 entrambos un ovéano de dolor, mar horrible, encrespado con furiosas ondas ; brama en este piélago el impetuoso aquilon de las pasiones, el insulto del pueblo, el sarcasmo del sol- dado, la diatriba del sabio; y de vez en cuando retumba el espacio con los golpes, los martillazos, las caidas, sembrando un panico terror en los dos -corazones que andan naufragando en mar tan procelosa, como acaece & los desdichados que, envueltos en olas espumantes, creen perecer cada vez que el cielo despide rayos entre el fra- caso de sus detonaciones terrorificas. ; Ah! Y gc6mo era posible que se dirigiesen la palabra estas dos lenguas, cuando la blasfemia, el dicterio y el bramido, horrisonos ecos del lenguaje del odio, ahogaban el suave dialecto, el acento dulce y armonioso del amor ? ,Cémo se habian de hablar Jesus y Maria en la escena del Calvario, si 4 cada instante los separaba el sayon con brazo ensangrentado, el verdugo con clavos y martillos, el soldado con lanza y con dicterio, y el pueblo con furia y griterfa? Callaron las lenguas, pero hablé el corazon; porque el amor no necesita de palabras sensibles para expresar sus senti- mientos mas intimos. Habl6é el corazon de la Madre pidiendo al Hijo sus espinas, sus sogas, sus clavos y su cruz, para fijarlos en su cuerpo virginal y librar al Hijo de los tormentos. Habl6é el Hijo 4 la Madre, y con miradas amorosas la declaré mil veces que mds sensible le era su dolor que sus mismos tormentos. Esta mtitua comunicacion de sentimientos puso en contacto aquellos dos corazones, que apartados por la vio- lencia de la tempestad , no pudieron darse un abrazo hasta