BCCPAM000591-3-12000000000000

ath concluyendo el triste desenlace en el lugar donde morian los malhechores. Entran en este escenario tantas clases - de personas, que apénas es posible contarlas; un amigo aleve, unos discipulos cobardes, esbirros y ministros de justicia, sacerdotes y sabios conjurados, rey y presidente sin conciencia ni ley, verdugos sin humanidad, pueblo sin sentimiento, soldados y jefes sin disciplina, y, por fin , algunas cuantas almas llenas de agradecimiento gene- roso. Entre tantos agentes de esta catastrofe, no creais, sefiores, que haya mas de tres personajes ni mas de dos lenguajes. Son aquéllos Jesus, Maria, los verdugos ; son éstos los dialectos del amor y el del odio. Desde el sol- dado que apresa a Jesus en.el huerto hasta el que le abre el costado en el Gélgota, no hagais distincion, ni de sacerdocio, ni de presidencia, ni depopulacho, ni de sol- dadesca, pues todos se convierten en vyerdugos; quién encadenando a Jesus y arrastrandole sin piedad; quién pronunciando contra él sentencia injusta; quién azotan- dolo y coronandolo de espinas; quién enclayandolo al madero ; quién insultandolo en la cruz; sea cualquiera su rango, su empleo, su ministerio ti oficio, todos son soli- dariamente el gran verdugo que consumala ja, sin — ser llamado 4 tan sanguinaria empresa mds que por el odio. Su lenguaje tenia que ser conforme 4 sus acciones, pues procedia de un odio encarnizado contra el amable Jesus. Este lenguaje resoné en el ambito de la ciudad dei- cida, y estuvo hiriendo sin cesar el .casto y amoroso oido | de la Madre y del Hijo, que eran los dos séré8 Ilamados por el cielo 4 consumar la obra mas lamentable que hubo jamas. Entre estos dos divinos amantes es donde reina el lenguaje del amor; alli no articula la lengua, porque - el amor atribulado no se lo permite; habla la accion, ha- blan los ojos, hablan los suspiros, habla la amargura, todo habla en la Madre que acompafia al Hijo, y en el

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz