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A Y gpara qué tanto afan? Tan pronto para formar una ‘fa- chada que tenga mas estatuas que dias tiene el afio, en donde luzca lo mas exquisito del relieve , lo mas fino de la escultura y arquitectura, coronando su cima una cruz, que se muestra al mundo como la autora de tanto pro- greso; tan pronto alzando esbeltas columnas que sobre sus capiteles han de sostener una béveda inmensa, 6 un- cimborrio estupendo, que parece eslar suspendido en los aires; aqui es un mosaico que a lo vivo nos pinta la | creacion, la redencion, los misterios de Dios y la nobleza del hombre; alli una pintura donde se vé el triun fo de la religion y la derrota del error; ora se eleva una torre que disputa el imperio de las nubes, ora es un obelisco que..... mas 4a dénde me lleva mi espiritu? Quiero acaso decir lo que es inenarrable? gQuién dira todas las bellezas artisticas que encierra el Vaticano, Santa Sofia, Milan, San Pablo, Colonia, Toledo y Sevilla, basilicas que no podemos mirar sin acordarnos luego de Constantino, de Elena, de los Ambrosios, de los Enriques y Fernandos? jAh, sefiores! En estos monumentos que van atravesando los siglos, esta consignada la grandeza del hombre’ reli- gioso y el fervor de las edades pasadas; no me detendré ahora en examinar si tienen razon los que llaman siglos de barbarie 4 los pasados; sdlo diré dos cosas; primeta, ‘ que nosotros conocemos la civilizacion de Grecia y de Roma por los. monumentos artisticos que nos dejaron; segunda, que todo pueblo en donde las artes se inmorta- lizan en los monumentos religiosos , es un pueblo civili- zado y que progresa; por lo demas, facil es decir que aquellos siglos eran barbaros, asi como es facil insultar 4 un difunto, pues estamos seguros de que no ha de res- ponder. Pero, seamos francos, yo confieso que cuando he tenido la dicha de mirar esas basilicas vetustas en que se ve el espiritu religiosoy la piedad impresos en aquellas piedras ennegrecidas ya, porque viven en la region de

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